jueves, 26 de enero de 2012

Tragedia en la montaña

Pronto el viento se hizo demasiado fuerte para seguir avanzando.
-¿No dijiste que haría buen tiempo?
-Estaba seguro de que lo haría- me defendí- Este clima es impropio de esta época del año.
Y era verdad. Aquel viento no era en absoluto natural. Nos vimos obligados a refugiarnos en una cueva. Pero para nuestra sorpresa, estaba ya ocupada.
Envuelto en una manta, acurrucado en una esquina lo más alejada de la entrada de la cueva, temblando, había un niño. Él abrazaba otro bulto, probablemente un fardo con sus cosas.
-Luis... ¡Hay un niño aquí!
¡Como si no lo hubiera visto ya!
Me acerque dispuesto a ayudarlo, pero apenas había dado unos pasos en su dirección, el chico empezó a gimotear e intento alejarse.
-¡No...no se acerque...quen! ¡Él volverá!
-Tranquilo, venimos a ayudarte.
Pablo avanzó e intento separarlo del fardo. Pero de pronto, dio un salto hacia atrás.
-¡Es una persona muerta!
Y de hecho lo era. Era el cuerpo de una mujer, y estaba horriblemente ensangrentado bajo la manta. Tenía el cuello desgarrado y el torso abierto, aparte de variados arañazos en los  brazos.
-¿Que paso aquí?-interrogue al niño
Pero el no me respondió. Pálido, fijaba la vista detrás de nosotros, al tiempo que retrocedía cuanto podía pegándose a la pared de roca.
-Intrusos en mi montaña.
Una voz grave sonaba a nuestras espaldas. Una voz omnisciente, serena pero al mismo tiempo retumbante de una furia homicida.
Mi compañero y yo nos volteamos cuan rápido pudimos, solo para encontrarnos frente a frente (o frente a hocico) con un lobo gris más grande que un caballo, con el hocico y las garras untadas en sangre.
El grito se nos quedo en la garganta, sin tener tiempo de salir, antes de que nos sumergiéramos en aquel oscuro pozo sin fondo que es la muerte.

viernes, 20 de enero de 2012

siempre amigos, solo amigos

Y ahí estaba yo, hiriéndole otra vez. Odiaba herirlo, pero últimamente había pasado con frecuencia. 
Él siempre fue para mi un amigo, un buen amigo, pero nada más. Pero yo sabía que eso para él no era suficiente. Lo había rechazado varias veces. Me distanciaba un poco de él, temiendo tener que herirlo más,pero pasado un tiempo olvidaba las precauciones, volvía a acercarme y seguíamos siendo amigos.
Para mí era natural darle besos en la mejilla, abrazarlo, invitarlo a mis cumpleaños, para mi era casi un hermano, si bien estos no aceptan tan bien las caricias y los besos. Entonces el tomaba los gestos como señales y todo volvía a comenzar. 
Sabía que era egoísta al seguir siendo su amiga, para no herirlo habría tenido que apartarme, ser más clara. Pero era una cobarde, no quería dejarlo ir así. 
Susurre las palabras fatales. Él fingió una sonrisa, que no convenció a ninguno de los dos. Intentó cambiar el tema, pero yo sabía que bajo la indiferencia estaba mal disimulado el dolor. Le dije que tenía que irme, lo bese en la mejilla y le di un corto abrazó. Le dije que lo sentía. ¿Entendió él por que lo dije? Sí, seguro que sí.

martes, 17 de enero de 2012

Hoy supe que el amor duele

El aire esta húmedo, corre un viento fuerte que arranca sombreros y paraguas. Va llover, estoy segura, pero esta vez no corro a ponerme botas y parka, no hago nada. Solo espero. Suspiro. Parece que el cielo reflejara mi animo. Siento dolor, luego rabia, otra vez dolor. Las lagrimas corren, no las detengo, ni siquiera lo intento. Las lagrimas se detienen. Lo maldigo, por el dolor, por la rabia, por las lagrimas derramadas. ¿Como puede alguien llegar a odiar de esa manera? Tal vez solo por haber amado demasiado...

domingo, 15 de enero de 2012

Un beso es suficiente

Parado frente a mí, él balbuceaba. Se enredaba con las palabras, se sonrojaba, bajaba la vista a sus zapatos. ¡Era todo tan complicado!
¿Por que lo hice? ¿Interprete los balbuceos como yo quería, le di un significado al sonrojo? No lo supe.
Me incline, nuestros labios se encontrados. Lo había sorprendido, lo sabía. Pero me devolvió el beso.
Y al fin de cuentas, ¿para que servían las palabras, si todo se resumía a un beso?

domingo, 8 de enero de 2012

Amor y Amistad

Un día el amor le pregunta a la amistad :
-¿Para que existes tú, si ya estoy yo?
Esta respondió :
-Para llevar una sonrisa a donde tú dejaste una lagrima.

P.D.   Saque esto del Internet, si quieren que lo saque, me lo dicen.

Solo tú

Un susurro. El roce de tu mano. Contengo la respiración.
-¿Eres tú?
No respondes. Desespero. Una lagrima asoma. Tu la limpias.
-No llores.
Yo rió. ¿Que me has hecho?

¡Hola a todos!

A partir de ahora voy a escribir en el blog. Las entradas no están necesariamente relacionadas entre si, solo pensamientos sueltos, pero espero que les gusten. Besos a todos.