en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a tus cristales
jugando llamarán;
pero aquellas que el vuelo refrenaban,
tu hermosura y mi dicha al contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
¡esas no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
sus flores se abrirán;
pero aquellas, cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer,
como lágrimas del día...
¡esas no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido; desengáñate,
¡así no te querrán!
Volverán las oscuras golondrinas, Gustavo Adolfo Bécquer
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